sábado, 29 de febrero de 2020

Algunos pensamientos sobre un libro de Gardner

Hace poco terminé de leer «Los porqués de un escriba filósofo» de Martin Gardner, en la traducción publicada por Tusquets. Debo mencionar que hay muchos errores en la reproducción de los fragmentos en inglés y eso dificulta la lectura, pues me parece que las traducciones no son las mejores posibles. Esto es importante porque a Gardner le gusta mucho la poesía.

No lo leí de un jalón, y no recuerdo exactamente por qué, pero creo que fue porque llegué a la parte donde justifica su, como dice, fideísmo, y me pareció repulsiva. Es decir, si bien Gardner no se sentía afiliado a ninguna religión organizada, sí declaraba tener fe en que algún tipo de dios existe.

Retomando la lectura (y si no me equivoco esto ocurrió porque buscaba su explicación de por qué no era relativista moral), me pareció muy razonable cuando aclara que, ciertamente, la existencia de dios no se puede sostener desde la razón ni la evidencia, y que se llega a tal entidad por un salto de naturaleza emocional. Se puede quedar ahí mi diferencia con Gardner, pues estoy de acuerdo en que para muchas personas es necesario contar con una deidad personal que les permite hacer conexiones espirituales con ciertos misterios y otras personas.

Algo más que me gustó es que explica que el presente sistema económico mundial está más allá del marxismo y del capitalismo de Smith. Ya no es posible para país alguno alcanzar de modo sensato la autarquía; los mecanismos de producción son ya tan complejos e involucran cadenas tan distribuidas a nivel mundial que nada de la tecnología moderna podría ser ensamblada por medio de algún tipo de planificación centralizada... Y, curiosamente, los conglomerados internacionales de todas maneras no pueden hacerlo mucho mejor, ni tampoco pueden diferenciarse del todo de empresas estatales en varios casos. Por lo demás, coincide con la opinión de H. G. Wells que «Das Kapital» es como la barba de Marx: artificial y, si se reduce a lo esencial, en nada se parece a él. Me uno a tal veredicto, excepto porque me parece que hay problemas matemáticos reales en relación a la ganancia del capitalista que merecen un examen mas minucioso. Por cierto a Gardner ¡tampoco le gusta lo que hoy se llama libertarismo!

En general, es un libro muy interesante, y que me habría gustado leer apenas hubiera terminado con «El mundo de Sofía» para conocer mejor a la filosofía, pero pues no pasó así.

viernes, 14 de febrero de 2020

Sobre la corrupción

Hay alrededor de $4.2\times 10^{6}$ funcionarios públicos en el país, según datos del Inegi. Según la OECD, el 95% de las personas asegura que su familia no es corrupta, por lo que podríamos esperar que haya por lo menos \[ 4.2\times 10^{6}\times 5 \times 10^{-2}=2.1\times 10^{5} \] funcionarios corruptos que roban al erario.

El presupuesto federal anual es del orden de $6\times 10^{12}$ pesos, y en el peor de los casos los funcionarios corruptos lo agotan. El valor medio de su robo, en consecuencia, no es superior a los $6\times 10^{12}/(2.1\times 10^{5}) = 2.9\times 10^{7}$ pesos por persona.

Leí en una captura de un trino que Emilio Lozoya tiene $1.5\times 10^{10}$ pesos congelados en sus cuentas, pero no he podido verificar tal información. Lo que sí es que el gasto de $2\times 10^{10}$ pesos durante su administración como director de Pemex no ha podido ser justificado. En fin, la desigualdad de Markov nos dice que, suponiendo que $X$ sea una variable aleatoria del monto que roba un funcionario, se satisface \[ P(X\geq 1.5\times 10^{10}) \leq \frac{2.9\times 10^{7}}{1.5\times 10^{10}} = 1.9\times 10^{-3}, \] es decir, la probabilidad de que haya robado los quince mil millones o más es menos de dos en mil en un año. Disponer de un sexenio no mejoraría mucho que digamos esta probabilidad. Tampoco significa que no haya malversado fondos públicos, solo que no me parece muy convincente que él solo se haya hecho de todo ese dinero. Insisto: si mañana sale más información a la luz y resulta que se hizo de eso o todavía más dinero, solamente remarca lo inusual del evento, y en tal caso habría motivos para pensar que el actual gobierno de México capturó a un pez realmente gordo.

Dada esta circunstancia, yo pienso que hay que ir principalmente por los que andan una desviación estándar alrededor de los 29 millones de pesos, como los muchos que participaron en la llamada "estafa maestra", para realmente rescatar los recursos y eliminar la percepción de que se pueden realizar estas iniquidades impunemente.