sábado, 31 de diciembre de 2022

La última del 2022

Estando a punto de despedir el año no tengo un recuento en particular. Salieron dos artículos; uno cierra por fin el ciclo de mi tesis doctoral, lo que implica que el sendero que sigo es cada vez más personal y, espero, más fecundo. Además, no pude ir a presentarlo en el MCM 2022 de Atlanta, lo cual me contraria mucho.

Tampoco pude estrenar presencialmente la obra que escribió el maestro Giovanni Albini para mí, lo que es una pena pues es magnífica la fuga; y también fue un honor muy grande tocar obra de Jack Douthett como un homenaje póstumo.

En eso, y otros aspectos, ha sido un año de claroscuros. En especial por secuelas de la pandemia. Ah, porque me tocó asimismo pescar la covid-19 (leve y con una recuperación completa, según parece). Esperemos que ya se disipe lo peor; en lo personal al menos, porque al país se lo está cargando el payaso y son numerosos los que lo justifican o minimizan los daños.

En fin. Veremos.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

El noveno

Apenas tengo tiempo de hablar de que se publicó el noveno artículo en la cuenta de esta bitácora, que es «Musicological, computational, and conceptual aspects of first-species counterpoint theory», en coautoría con J. S. Arias-Valero y E. Lluis-Puebla.

Subsana una gran deficiencia en la literatura debida a que a Mazzola y Muzzulini no les publicaron su artículo sobre el estilo estricto restringido contra el modelo por simetrías. Aquí se confirma que las simetrías obtenidas con números duales son óptimas, aunque se refina lo que significa una transición «buena» o «mala». Si se hace un refinamiento distinto y se afina el modelo entonces se puede obtener algo marginalmente mejor.

Sin embargo, con la última perspectiva se pierde el contacto con la noción de tangente en geometría algebraica; sin duda hay que revisar esta conexión, pues es justo lo que motivó a Arias-Valero a someter a examen todo el modelo.

En MathSciNet® ya tengo diez entradas, por cierto. Como sea ¡venga el décimo! El que, por cierto, está en arbitraje.

viernes, 9 de septiembre de 2022

Semiprimo por decimoquinta ocasión

Hoy llego a los $39$. Semiprimo por decimoquinta ocasión. El Number Gossip de Khovanova no me proporciona algo interesante respecto a este número salvo que tiene persistencia multiplicativa $3$ y es el número más pequeño con tal propiedad. Esto quiere decir que, si multiplicamos los guarismos de $39$, entonces obtenemos $27$, y si repetimos esto con $27$, obtenemos $14$; una vez más: $4$, y ya se termina el ciclo; no hay un natural más pequeño que $39$ que en tres iteraciones se reduzca a un dígito.

Acudí a la OEIS en busca de más emoción y me encontré que la suma de los divisores del $18$ es $39$. Quien me conoce sabe que los divisores más cercanos a mi corazón son los unitarios, pero al buscar en la sucesión de sumas de divisores unitarios ¡no aparecía el $39$! Según yo nunca aparece, porque si $\sigma_{u}(n)$ representa a la función que suma los divisores unitarios de $n$, entonces \[ \sigma_{u}(n) = \prod_{k=1}^{\omega(n)}(p^{\alpha_{k}}+1) \] donde \[ n = \prod_{k=1}^{\omega(n)} p^{\alpha_{k}} \] es la factorización en números primos de $n$, y para que esto produzca al $39 = 3\times 13$ sólo puede haber dos factores en el producto. Uno sí podría ser $3$ tomando $p_{1} = 2$. Pero si $p_{2}^{\alpha_{2}}+1=13$ entonces $p_{2}^{\alpha_{2}} = 12$, lo que no puede ser porque $12 = 2^{2}3$.

Por cierto: ¿les había contado que en junio de este año salió mi octavo artículo en la cuenta de esta bitácora? A Projection-Oriented Mathematical Model for Second Species Counterpoint fue escrito en coautoría con el doctor Guerino Mazzola, durante mi estancia en Minneápolis de 2018 patrocinada por la Unión Matemática Internacional. Tiene un valor sentimental adicional para mí porque es lo último de mi tesis doctoral que por fin es publicado después de arbitraje. ¡Vamos por el noveno! Que de hecho ya envié y tiene que ver con divisores unitarios, a ver cuándo rebota.

domingo, 31 de julio de 2022

Reseña de «Matemáticas de colores»

«Matemáticas de colores», por Amanda Montejano. La ciencia para todos, 255, Fondo de Cultura Económica, México, 2022, 191 pp. ISBN-13: 978-607-16-7278-0.

Este libro tiene un estilo que me parece muy influido por «Discrete Mathematics: Elementary and Beyond» de Lóvasz, Pelikán y Vesztergombi, donde por medio de cuentos se trata de introducir al lector a algún concepto de matemática. La llamada «matemática discreta», además, se presta bien a este tratamiento porque los acertijos que han dado origen a sus temas de estudio en gran medida justamente tienen algún relato asociado; seguramente los puentes de Köningsberg y el nacimiento de la teoría de grafos es un caso paradigmático muy conocido y para nada es sorpresa que aparece mencionado en esta obra.

Sin embargo, como libro de divulgación me parece que invierte demasiado esfuerzo la autora en definir qué es una función, cuando es inyectiva, qué es un teorema, qué es una cota, etcétera; es decir, tiene mucho de libro de texto. En contraparte, también me parece difícil imaginar cómo exponer el teorema de Schur o el de van der Waerden sin una excursión técnica adecuada. En mi humilde opinión, en el balance no consigue ser un buen libro de texto ni tampoco una divulgación solvente. Por ejemplo: la historia de la condesa para ilustrar el problema de hallar el número cromático de un grafo me parece innecesariamente enredada, y en realidad es el pretexto para construir un grafo algo grande, para el que finalmente no es posible dar un argumento elemental que explique por qué su número cromático no es 3.

Un aspecto positivo es que se dan algunas reseñas biográficas de los matemáticos que aparecen, como Erdös, Schur o van der Waerden. No me parece muy atinado hacer eco de ciertas biografías clásicas de Erdös, por ejemplo, que lo llaman genio precoz, siendo que tenía padres muy dedicados; especialmente su madre, que justamente le construyó esa forma de ser en la que no podía siquiera untar mantequilla al pan durante la hora del té. Se elogia su estilo de escritura, pero en lo personal he leído algunos de los artículos de Erdös y no son particularmente claros, sin mencionar que muchos son progresiones que van afinando y extendiendo resultados anteriores, lo que hace que a veces les falte bastante contexto y que por cierto mucho contribuyeron a facilitar el volumen de su producción. No por nada el mismo Erdös decía que los resultados se pesan, no se cuentan. En descargo de Erdös, puedo decir que él mismo estaba muy consciente de sus muchas limitaciones humanas y matemáticas, y era mayormente ajeno a los alardes y despliegues de los que se han encargado otros de construir alrededor de su persona.

Vale la pena insertar aquí mi pregunta del por qué no se mencionó el pasado delicado de van der Waerden como profesor en la Alemania nazi. El matemático judío Alexander Soifer es muy crítico de van der Waerden en este periodo y ha desatado una controversia nada pequeña al respecto, y si mencionar las tribulaciones de Schur durante la época vale la pena, sin duda esto también. Sin embargo, van der Waerden es mi abuelo académico y por eso había profundizado en algo en su biografía; es por su negativa a regresar a Países Bajos o de emigrar a Estados Unidos que lo tildan de mala persona, y hacen extensivo esto a mi director de tesis doctoral, Guerino Mazzola, que ya tiene poco o nada que ver... Sin duda es complicado abordar estos temas.

Finalmente, mi parte favorita es donde describe cómo disfrutan los matemáticos el proceso de plantear conjeturas y la ida y vuelta entre buscar una demostración y un contraejemplo. También la parte de colorear el mapa de la República Mexicana se siente muy natural y culmina muy bien con el argumento de por qué no es tricoloreable. Por esto, en general, yo pienso que una «automatografía» más explícita, como la define Halmos, habría sido un libro de divulgación más efectivo. Con todo, si se tiene la paciencia para ir siguiendo la clase extracurricular que plantea la autora, entonces se obtiene como recompensa un gran disfrute de la teoría de grafos, la teoría de Ramsey y la combinatoria aditiva; yo aprendí algunas cosas nuevas, como el teorema de Schur y detalles sobre la historia del problema de los cuatro colores.

lunes, 14 de marzo de 2022

Por el Día de Pi 2022

No me resigno a abandonar mi bitácora, sin mencionar que sí tengo qué decir de los meses anteriores pero no el tiempo para verterlo.

Aprovecharé aquí para quejarme de que la Unesco no haya preservado el nombre de Día de Pi y haya elegido el pomposo «Día Internacional de la Matemática». Se supone que es para festejar la alegría de la reina de las ciencias y promover las vocaciones matemáticas. Por eso, debe primar la divulgación y especialmente con un toque menos serio que de costumbre. Pero con esta jugada incluso de los comentarios de los locutores de la radio me quedó claro que les parece una ceremonia académica más.

Y también en términos del objetivo original del Día de Pi me molesta que me hayan invitado a un evento alusivo para dar una plática de divulgación, y que resulte que es de toda la semana y que además el resto hable de temas de investigación.

En fin, la verdad ya no es novedad para mí que menosprecien mi área. La única buena noticia es que el público objetivo (porque para los académicos de buena fe es natural que sientan algo de curiosidad y deseo de polemizar) no reaccionó y, de haber hablado de algo más profundo, habría tenido todavía menos efecto.