Aprovecharé aquí para quejarme de que la Unesco no haya preservado el nombre de Día de Pi y haya elegido el pomposo «Día Internacional de la Matemática». Se supone que es para festejar la alegría de la reina de las ciencias y promover las vocaciones matemáticas. Por eso, debe primar la divulgación y especialmente con un toque menos serio que de costumbre. Pero con esta jugada incluso de los comentarios de los locutores de la radio me quedó claro que les parece una ceremonia académica más.
Y también en términos del objetivo original del Día de Pi me molesta que me hayan invitado a un evento alusivo para dar una plática de divulgación, y que resulte que es de toda la semana y que además el resto hable de temas de investigación.
En fin, la verdad ya no es novedad para mí que menosprecien mi área. La única buena noticia es que el público objetivo (porque para los académicos de buena fe es natural que sientan algo de curiosidad y deseo de polemizar) no reaccionó y, de haber hablado de algo más profundo, habría tenido todavía menos efecto.
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