lunes, 28 de febrero de 2011

Simple en principio, luego se complica...

Me entero con estupefacción que existe un cortometraje llamado "Ritos de Amor y Matemática", que al parecer trata sobre una pintura corporal matemática. No creo que llegue a exhibirse en México, pero haré lo posible por conseguirlo a ver qué tal está.

Lo interesante de esta obra es que generó una reseña de Jonathan Farley, un matemático especialista en teoría de retículas y conjuntos ordenados. En ella critica (según yo, con justicia) el filme "Los crímenes de Oxford", que hace un énfasis innecesario en el sexo, al igual que en otras películas de corte similar. Claro, es previsible que así sea siempre que la Matemática aparezca con protagonismo en el cine, pues en muchos casos no se abordan facetas triviales de la Reina de las Ciencias.

Y este párrafo (la traducción es mía) es particularmente notable.
A decir verdad, los estudiantes de posgrado en Matemática están más interesados en los números primos que en sus instintos primarios. Yo ni siquiera besé a una muchacha hasta dos años completos después de obtener mi doctorado. Cuando trasnochaba en mi cuarto en Oxford, como un estudiante de primer año de posgrado, no soñaba con una bella chica zambiana del Wadham College; lo que yo deseaba era poder demostrar el Último Teorema de Fermat y así poder morir felizmente al siguiente instante, aún si no pudiera contarle a nadie lo que había hecho. (gardian.co.uk, 5/12/10)
Mi caso es distinto. Por supuesto que la comprensión de la teoría de categorías, los números duales y su relación con el contrapunto ocupaba mucho de mi cerebro cuando empecé la maestría. Aún así, otro tanto igual (o mayor) lo ocupaba (y lo sigue ocupando) mi esposa Angélica. Fueron muchas las veces en que huía de la ciudad de México a toda velocidad para estar con ella, y más de una vez perdí un autobús por quedarme a su lado.

Sin embargo, como dice Farley, ciertamente hay matemáticos que no se interesan en intimar al nivel amoroso con otros seres humanos. Pero hay otros (y algo me dice que la mayoría) que sí. En particular me gusta citar los casos de Esther Klein y su esposo Georges Szekeres, o el de Leopold Vietoris y su esposa Maria Riccabona, parejas a las que sólo la muerte pudo separar.

martes, 22 de febrero de 2011

La creatividad que hay en el país no se concreta en aplicaciones prácticas

En el ejemplar del 17 de febrero de "La Gaceta" de la UNAM, me enteré que en esa fecha se conmemora al inventor mexicano. La celebración se instituyó en memoria de Guillermo González Camarena, quien creara un mecanismo para ver la televisión a color. Pero lo que quisiera subrayar de la nota alusiva es lo siguiente:
La Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2009, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, refiere que 52 por ciento de los mexicanos consultados opinó que los científicos son "peligrosos" por sus conocimientos.
¡Interesantísimo dato! Me viene a la memoria el perverso anuncio de una marca de refrescos que decía que por x cantidad de científicos que crean un arma, se hacen kx (con k una constante mayor que 1) actividades "positivas".

Lo feliz para mí es que creo que la Matemática no es una ciencia (o que es una ciencia "formal", pues); me figuro que por ello en el comercial no dijeron "por cada uno de los miles de teoremas que se demuestran anualmente, se componen chorromil horóscopos en todo el mundo". ¿Sabe el gran público qué es un matemático? ¿Sabrá que no es necesariamente lo mismo que un maestro de Matemática? De conocer a uno, ¿le infundiría el mismo terror? Ojalá que no.

La frase que intitula esta entrada la enunció Víctor Manuel Castaño Meneses, del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA), precisamente a quien entrevistaron para el artículo de "La Gaceta". Debo añadir que su afirmación engloba a mucha de la Matemática que se hace en México. Seguramente el contenido real de su mensaje es que algo de esa creatividad debería concretarse en resultados prácticos y redituables.

viernes, 11 de febrero de 2011

Maneras poderosas y flexibles de organizar la mente

Ayer el rector de la UNAM, José Narro, dijo que "[México] no pertenece a la sociedad del conocimiento". Es muy cierto. Además, señaló que
Nos preocupa el rezago de más de 33 millones de mexicanos y dentro de ellos los 6 millones que no saben leer ni escribir, y eso nos hace vulnerables a la posibilidad de incorporarnos plenamente a la sociedad del conocimiento. (El Universal, 10/02/11)
Pero, ¿de dónde viene esa información? Según datos de la UNESCO, en el año 2000 la tasa de analfabetismo en México era del 8.8% y representaba a unos 5.8 millones de mexicanos mayores de 15 años. Las proyecciones de ese organismo indicaban que para el 2010 esa cifra bajaría a un poco más de 5 millones, lo que constituiría el 6.2% de la población.

La triste sorpresa es que eso no se pudo cumplir, pues el INEGI reporta que para el 2005 la tasa de analfabetismo era del 8.4%; esto se traduce, si he hecho bien mis cuentas con los datos del INEGI, en un poco más de 6 millones de mexicanos mayores de 15 años que no saben leer y escribir. Esperaremos a los resultados del censo más reciente para ver cómo estaban las cosas en el 2010.

Narro mencionó que en promedio los mexicanos tienen 9 años de escolaridad. Sin embargo, el INEGI dice que la media nacional es de 8.1 años, y que sólo 3 estados de la República tienen en promedio 9 años o más de escolaridad (el Distrito Federal, de hecho, tiene 10.2). No sé en qué están rezagados esos 33 millones pero me imagino que en el hecho de que no concluyen el bachillerato. Al respecto, del INEGI sólo pude obtener que en el 2004 la inscripción a la educación media superior era de unos tres millones y medio de personas.

Lo anterior tuvo que ver con la presentación de la "Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales", coeditada por la UNAM y Siglo XXI, que se supone será un vehículo para difundir la cultura general. Visité el sitio de Siglo XXI, pero no pude obtener información de cuánto cuesta ni detalles sobre su contenido. ¿No sería bueno también hacer una que fuera gratuita y que se pudiera descargar en formato electrónico? Claro, escrita ex profeso por especialistas y de envergadura razonable, a diferencia de la Wikipedia.

Nota (22/02/2011): Según "La Gaceta" (el periódico interno de la UNAM) del 17 de febrero de 2011, el costo de la enciclopedia es de 700 pesos para alumnos con credencial vigente y de 1,000 pesos para académicos y administrativos.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Originalmente es como un pequeño ático vacío

Le hicieron una entrevista a la matemática española María Jesús Esteban Galarza para deia.com. Esta pregunta con su respuesta me deleitaron:
P: Al hablar con una matemática enseguida lo asociamos con personas de mente muy ordenada y bastante "cerebrines". ¿Sigue siendo así?

R: Hay de todo (sonríe). Lo de cerebrines no lo sé. Pero por lo menos creo que sí tenemos la cabeza amueblada. La mayoría sí disponemos de una mente ordenada y, en general, de una lógica de razonamiento.
Hay una afirmación semejante de Morris Kline respecto al pensamiento de Immanuel Kant sobre la ciencia:
[...] El mundo de la ciencia es un mundo de impresiones de los sentidos, arreglados y controlados por la mente, en concordancia con categorías innatas como lo son el espacio, el tiempo, causa y efecto y sustancia. La mente contiene muebles en los cuales los invitados deben acomodarse. (Mathematics and The Search of Knowledge, OUP, 1985)

María J. Esteban Galarza es la actual presidenta de la Sociedad de Matemática Aplicada e Industrial francesa, y su área de investigación son las ecuaciones en derivadas parciales. Pueden encontrar más detalles sobre ella en el libro "Mujeres y Matemáticas: 13 retratos" editado por la Real Sociedad Matemática Española.