miércoles, 15 de abril de 2020

Sobre la saga "Lilith's Brood"

En una red social leí sobre mi tocaya Octavia Butler y una de sus obras que me pareció muy interesante. Sin embargo, no pude recuperar el título, y se me hizo fácil concluir que era alguna de sus obras más conocidas, y la primera con la que me topé fue con la saga "Lilith's Brood"; tuve la suerte y alegría de que me la regalaran de cumpleaños.

La primera novela, "Dawn", me gustó bastante y se siente sintonizada para estos tiempos de encierro. Pero, cuando en "Adulthood Rites" se explora la historia de un ser híbrido de humana y extraterrestres (porque se requiere más de un extraterrestre para procrear), hubo dos cosas que no me convencieron y que suspendieron mucho la "credulidad literaria" que es muy necesaria para la ficción científica.

El niño (?) híbrido era casi indistinguible de un humano excepto por su lengua. Con ella, si entendí bien, podía "palpar" hasta niveles muy sutiles a la materia, y con ello se supone que, como sus congéneres, tenía la facultad de modificar a los humanos a nivel molecular para curar o mitigar enfermedades, por ejemplo. Hasta aquí todo muy bien, pero llega el punto en el que degusta el plástico y lo halla repugnante, según porque es tóxico como nada más que hubiese tocado.

Si bien es verdad que los primeros plásticos tuvieron ftalatos, luego BPA, y que estos compuestos perturban el sistema endócrino, sería de imaginarse que un organismo tan "avanzado" como para percibir la materia más allá de lo atómico pudiera comprender estos compuestos y no angustiarse particularmente por sus efectos, de la misma manera que no le preocuparían las sustancias irritantes o venenosas de otros organismos.

En una simpática coincidencia, por estos días salieron unos pequeños escarabajos en la sopa, y al revisar la alacena notamos que habían perforado algunas otras bolsas también. No he logrado encontrar la especie exacta, son pequeños de color marrón bastante oscuro, de más o menos 2 milímetros de largo. De lo que averigüé sobre este tipo de escarabajos en general, resulta que no son tóxicos (hasta nutritivos son, si no me equivoco), así que quité los que pude y seguí comiendo. Y pues se sabe que al menos una especie de ese tipo de insectos a los que les gusta la harina, como el Tenebrio molitor, pueden comer plástico sin aparentes efectos secundarios; yo esperaría, por lo tanto, mucha menos susceptibilidad de un extraterrestre biológicamente muy sofisticado.

Otra cuestión es que los extraterrestres modifican a los humanos para que no se puedan reproducir sin su ayuda, pues es parte de su programa de rescate de la especie (porque de cualquier manera nos íbamos a extinguir por algún tipo de guerra global catastrófica). Esto provoca, muy previsiblemente, que existan comunidades de resistencia. Lo que sí no me cuadra del modo en que las describen es que por ningún lado aparecen científicos o matemáticos. Ni siquiera médicos, pues lo más cercano es una psicóloga que hace lo que puede. Vamos: no hay por lo menos el recuerdo de que existieran. Yo pienso que en la civilización humana actual hemos descubierto que lo difícil es imaginar lo posible y enumerar los callejones sin salida; diría que, si se sabe lo posible y se recuerdan los pasos en falso, sería más o menos directo retrazar la ruta para llegar hasta la manipulación genética otra vez y deshacer lo que hubieran hecho los salvadores extraterrestres, posiblemente más velozmente que en los más o menos cien años que tomó hacerlo en la primera pasada.

Pero, bueno, considerando cómo es difícil hacer la divulgación científica y matemática e impulsar su valoración, tal vez no esté tan descabellado escribir que después de una hecatombe mundial, seríamos absolutamente incapaces de renacer intelectualmente, por lo menos al nivel que se ha alcanzado en los últimos doscientos años.