martes, 1 de abril de 2014

Dos cosas de los días recientes

  1. Los 100 años del natalicio de Octavio Paz Lozano. De él sólo recuerdo lo que leí de "El laberinto de la soledad" (he visitado también uno de sus opúsculos de narrativa, si no me falla la memoria, y algo de poesía suelta, pero no creo que cuente) cuando tenía 14 o 15 años, y en ese momento me gustó. Pero ahora no. Creo, además, que le hace mal a las generaciones presentes con sus opiniones y teorías faltas de sustento científico, en los puntos que toca en el susodicho ensayo.
  2. Que el premio Abel de este año es para Yakov G. Sinai, un dinamista sistémico, probabilista, físico-matemático, en fin, lo que se podría esperar de alguien con un rancio abolengo científico. Francamente desconozco por completo sus aportaciones a la matemática, pero lo de los billares dinámicos me resulta lejanamente familiar; ignoraba que Sinai hubiera hecho trabajos sobre el tema. También leí una interesante pieza suya sobre la relación entre la física y la matemática (y sus adherentes), y me sentí contento de concordar con lo ahí vertido.

3 comentarios:

quique ruiz dijo...

No es por defender el ensayo de Paz, pero diría que un ensayo literario se construye de distinta manera que un ensayo académico. Al primero no le exigiría sustento científico al segundo sí. En el primero le daría importancia a la retórica, a las formas interesantes de presentar una idea escrita; en el segundo le daría importancia a presentar fuentes, no a la retórica y sí a la simplicidad al presentar ideas...

Octavio dijo...

Tendría que leerlo por tercera vez, pero recuerdo que él presenta datos históricos para sustentar sus puntos de vista, y algunos de ellos (respecto a la Historia como ciencia) eran cuestionables incluso en su época.

De todas maneras, desde hace años preparo algo para rebatir todas esas chucherías, ojalá tenga tiempo de terminarlo algún día.

quique ruiz dijo...

Pienso en el ensayo La puta de Babilonia de Fernando Vallejo y, a pesar de que esté lleno de datos tomados de artículos y libros (y lo que diga la Wikipedia al respecto), indagando un poco, uno puede percatarse, creo yo, de que usa esas fuentes como recurso de perorata y verborrea encolerizada contra la Iglesia Católica, institución que lo irrita, enfurece y sulfura (pongo tantos sinónimos sólo para enfatizar), y uno puede percatarse de ello porque al corrobar algunos datos, estos ya resultan contrarios a lo que aceptan los expertos en el tema. Es decir, considero la obra cum grano salis; por otro lado, pienso que el fin de esa obra es precisamente esa veborrea encolerizada contra un enemigo, mostrar todos sus trapos sucios (aunque algunos, pocos, muy pocos, estén limpios).

Espero lo termines, para leerlo.