Hace poco oí en la radio, mientras hablaban de alguna competencia académica (algo de Matemática o parecido), que ese tipo de eventos "estimulan a la juventud para interesarse en la materia".
No sé. Alguna vez gané una competencia, y claro que se siente muy bien, pero ¿qué me dirían los que perdieron? Conocí a muchos que participaban y que desde mi punto de vista podrían merecer más el premio. Posiblemente no iban en su mejor día, tal vez no les hicieron las preguntas que más posibilidad tenían de contestar o simplemente no tuvieron los medios para hacerse de un mejor entrenamiento. ¿Qué sería de ellos? ¿Lograrían algo grande en recompensa a toda esa excelente preparación que tenían? De verdad espero que sí.
Creo que he llegado lejos en hacer aquello que me gusta, pero no ha sido por el deseo de competir. Más bien todo lo contrario: las derrotas en los concursos suelen ser un golpe bastante duro a la autoestima, y le hacen a uno dudar si hace bien al invertir tiempo en la actividad.
Finalmente: quizá la diferencia entre un primer y segundo lugar, en una primera competencia, no es realmente muy grande (hasta puede ser atribuible a variaciones estadísticas). Infortunadamente, el efecto Mateo hace que a los ganadores se les destinen mayores recursos y horas de entrenamiento que agrandan cada vez más las diferencias en sucesivas etapas respecto a los concursos previos. ¿Es esto algo razonable para el fin de aprovechar el supuesto talento? Francamente no lo sé.
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