viernes, 6 de agosto de 2010

Sé que los números son bellos

Juan Antonio Pérez, en una editorial del 4 de agosto de 2010 para el periódico "El Sol de Zacatecas", hace una serie de afirmaciones que me causan cierto escozor.
"Si bien es cierto que las matemáticas son una caja de herramientas, su uso no es en general tan específico como para requerir de un manual detallado."

¿Una caja de herramientas? ¿Con las herramientas adentro o la pura caja? Vaya. Dado que la editorial critica el utilitarismo de la cultura moderna, quiero pensar la idea a transmitir finalmente es que no es solamente un conjunto de instrumentos o su estuche.

Cierto es que gran parte de lo que se hace en la Matemática es, finalmente, un malabar inspirado la realidad. Pero de todas maneras otro buen tanto nunca se concibió para un fin práctico. Es como si alguien construyera una escultura en hierro y descubriera por mero accidente que es la pieza faltante en una máquina que (digamos) desaliniza el agua de mar. Y no por ello no hay gente que, sin ser escultores, diseñan las piezas de las máquinas con tino y buen gusto.
"La distinción entre matemática pura y aplicada es artificial y estúpida. Toda la matemática es aplicada, toda vez que su conocimiento es el mejor entrenamiento en la toma de decisiones. El nexo de la Matemática con la realidad, es que forma parte de la realidad misma."

Soy de la opinión que más bien toda la Matemática es aplicable y que a fin de cuentas toda es pura. Lo demás es una aspiración platónica que comparto, pero que es indemostrable. Como dijera Martin Gardner: si dos elefantes se encuentran con tres elefantes, en ese momento habrán cinco elefantes independientemente de que los paquidermos lo sepan o no. Y por supuesto que en una estampida de elefantes importa mucho si son uno o cincuenta, pero la rigurosidad del conteo es algo meramente abstracto.

Pese a todo, sí estoy de acuerdo en que la Matemática es la piedra de afilar del intelecto y que, aunque fuera exclusivamente por ello, debe aprenderse y aprovecharse. Aún cuando muchos (como yo) la prefieran por motivaciones puramente estéticas.

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