Hoy ocurrió un tránsito de Venus. El de 2004 no lo vi, la verdad no le presté atención, y ahora lo lamento enormemente. Estos acontecimientos son raros y valiosos para la ciencia: en su momento permitieron determinar el tamaño del Sistema Solar por medio del paralaje, y en esta ocasión servirán para calibrar los métodos utilizados para detectar exoplanetas. Ahora que viene una pequeña en camino, quería conservar algo para mostrarle sobre este singular evento, pues posiblemente ella no tendrá oportunidad de verlo.
Preparé un espejo de Angélica (muy apropiado porque tiene su base y puede girar) como dice la página del Dr. Hugh Hunt y lo probé para ver si funcionaba.
Por cuestiones de óptica, entre más pequeña es la superficie reflejante, se necesita menos distancia para proyectar una imagen razonablemente grande, a costa de hacerla más tenue. Con el arreglo que hice, el reflejo era débil, pero confiaba en que algo se vería.
Salía de clase cuando aproximadamente iniciaba el fenómeno por estas latitutes (algo después de las 17:00, hora local). Intenté primero en el salón de clases mientras salió el sol un rato, mas un árbol y la falta de distancia para lograr un reflejo de tamaño apropiado se atravesaron. Enseguida se nubló, y algunos de mis alumnos me siguieron para ver si el clima daba una pequeña oportunidad. Inclusive se quedaron para verlo aunque fuera en la página de la NASA en mi cubo. Nada. Hasta lloviznó.
Terminada la jornada laboral guardaba algunas esperanzas de que el cielo se aclarara para alcanzar por lo menos un atisbo. Lástima, no hubo suerte.
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