miércoles, 18 de abril de 2012

Poesía, bien dicen, no eres tú

Ese Armando Fuentes Aguirre, alias "Catón", ahora sí que me colmó la paciencia. En el periódico "Vanguardia" escribió una especie de cuento donde plantea que ahora una calculadora hace cualquier operación matemática "fácilmente", mientras que no hay (según él) máquinas que escriban poesía o, por lo menos "una mal prosa" (sic).

¡Háyase visto!

Claro que hay programas que escriben mala prosa, un ejemplo ya lo discutí en esta bitácora. También los hay que escriben poesía: sin buscar muy afanosamente dí con A. D. A. M. de Nandy Millan, que escribió esto:
the desire shouted noisy
the mouth felt us soon
the captivating rose felt the beautiful misery
the fragile breeze told you a cold flower
we told him the languishing love
a rose kissed her late
you anguished from us
the despair gave us the languishing sun
you kissed us
I fondled the noisy heart
Una posible traducción (la más literal que puedo) sería:
el deseo gritó ruidoso
la boca nos siente pronto
la cautivante rosa sintió la hermosa miseria
la frágil brisa te contó una gélida flor
le dijimos el amor languideciente
una rosa la besó tarde
te angustiaste desde nosotros
la desesperanza nos brindó el lángido sol
nos besaste
acaricié tu corazón ruidoso
No sé exactamente qué algoritmo utiliza ese programa de Java, pero a mí me suena tan bueno como algunos ejemplos humanos. La que lo desarrolló es especialista en literatura, así que me imagino que alguien que sepa más de gramáticas libres de contexto podría mejorarlo sustancialmente (en particular, para conectar mejor los versos).

Por otro lado: sí, las máquinas pueden obrar maravillas en estos días. Pero insisto en que el que las opera debe ser lo suficientemente inteligente para sacarles las respuestas correctas. Cuando les pido a mis alumnos que calculen (por decir) el valor de $\frac{1+2}{3}$, muchas veces no me contestan $1$, sino $5/3$ (a veces ni eso, porque no saben leer la fracción mixta $1\frac{2}{3}$ que devuelve la calculadora), pues no colocan bien sus paréntesis. Es más: quien entiende bien la Matemática en cuestión contesta de inmediato $1$. Sin embargo, en la justificación de su error, mis alumnos van tan lejos como para afirmar "pero así me salió en la calculadora, ¡mire!".

La situación en realidad es análoga para la poesía. Las máquinas no están lejos de construir poesía comprensible, dado que no es complicado colocar sustantivos, verbos y demás en un orden sintácticamente correcto. El problema es que un poema exprese algo más allá de las puras palabras... Igualmente, lo de menos es programar y alimentar a la computadora para que resuelva todo lo que uno quiera, cuando lo interesante es que esa respuesta tenga un significado, que profundice allende los números y los símbolos.

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