El viernes pasado pude subirme a un camión con película. A veces no espero mucho, luego ponen esas producciones canadienses de segunda que ni entretener pueden. Pero ese día me topé con una agradable sorpresa.
Hace tiempo compré el disco de la banda sonora de "Callas forever". En parte, porque de veras quería escuchar a la "Divina", y en parte porque me gusta mucho el aria de "Oh mio babbino caro" desde que la escuché en un comercial de un vino o güisqui, no recuerdo. El disco decía que la película la había dirigido Franco Zeffirelli, y se me hace un buen director. "¡Qué lástima que nunca la he visto ni rentado!", me repetía a menudo sin ponerle remedio al asunto.
En fin que esa película fue precisamente la que proyectaron. La única, por cierto. Al principio no lucía prometedora pero de veras me hechizó que fantasearan con la idea de que Callas se animara a hacer mímica con la grabación, y en particular con Carmen. Cómo me gusta esa ópera. De verdad que Callas, si es que era ella la que cantaba, la hubiese encarnado perfecta. Más si la actuación de quien la interpretó era exacta.
Otra cosa que me agradó de la película es que captó muy bien los trabajos y tribulaciones tanto de creadores como ejecutantes. Lamentable, sin embargo, que en esta fantasía Callas haya querido hacerle honor al título del filme y decirse a sí misma "callas para siempre". Aunque de todos modos la eximia voz de la diva tenía tiempo de haber menguado y todo era ficción.
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